martes, 13 de diciembre de 2011

Isle of Jura 16 años

 Isle of Jura 16 años Single Malt
 Región: Jura, islas Hébridas
 Graduación: 40%

La isla de Jura, ubicada al este de la no menos célebre Islay, es considerada uno de los lugares más bellos y misteriosos de la Escocia insular.
Hay sin duda un halo de misterio en torno a este lugar, no sólo a partir de la famosa leyenda concerniente al clan Campbell, sino también en cuanto al whisky en cuestión.
Isle of Jura 16 años tiene la particularidad de ser un whisky con marcado acento marino; las barricas se conservan en almacenes que yacen a la vera del mar, literalmente en la línea costera. Esto hace que la madera respire aire marino impregnado de salitre y olores del residuo costero de algas.
Este single malt realmente atrapa ni bien se lo analiza olfativamente: hay marcados dejos a caramelo, a miel, y luego un tenue toque cítrico que por cierto hace que el dulzor inicial se a aún más agradable.
En boca es suave y a la vez tiene un final largo y bien logrado: Se destaca el dejo a peras, a miel y a mazapán.
No se debe buscar en Isle of Jura la presencia de aromas turbosos o ahumados, aunque este whisky se produce en la isla vecina a Islay, toda semejanza a un single malt “tipo” Islay acaba aquí.

Así, estamos en presencia de un whisky de altísima calidad y realmente muy accesible. En mi opinión este single malt está subvaluado, tal vez sea por la opinión de algunos connosieurs acerca del empleo de caramelo E150A… o tal vez solo sea cuestión de tiempo hasta que Jura 16 años pase a integrar la liga de los Premium single malts



domingo, 11 de diciembre de 2011

Glenkinchie 12 años Single Malt

                       
Glenkinchie 12 años Single Malt

Región: Lowlands, Escocia

Graduación: 43%

Al sur este de Edinburgo, en las famosas tierras de East Lothian comienza la historia de Glenkinchie.
El punto de partida de este single malt de las  tierras bajas, tiene como protagonista a los hermanos Rate, quienes comenzaron en realidad  llevando a cabo un emprendimiento agrícola para lo cual  arrendaban tierras pertenecientes a la familia Quincey, nombre del cual luego derivará “Kinchie”.
Si bien la actividad de destilación  arranca alrededor de 1825, no es sino a partir de la reconstrucción de la destilería que Glenkinchie aportará todo su potencial a la industria del whisky.
Su cercanía a Edinburgo no ha impedido que Glenkinchie cultive su propia  cebada, una de las pocas destilerías que hoy en día logra el autoabastecimiento de este noble cereal. Esto es notable, pues hoy en día Escocia debe importar cebada para satisfacer la creciente demanda impulsada por la industria del whisky.
Glenkinchie 12 años es un whisky liviano, equilibrado, con notas a frutas secas tostadas, vainilla y exquisitas notas florales.
En boca perdura el dulzor y la suavidad. Creo que es característico de esta malta la suavidad.
No tiene un final largo, pero tampoco lo necesita: es un whisky suave, liviano y muy accesible para aquellos que buscan toques dulces y frutales y no así astringentes, ahumados o con la dureza típica del whisky de grano.
En suma: es un whisky interesante y por tanto, es obvio que no se lo puede descartar a la hora de analizar la compra de un buen single malt.


               

viernes, 9 de diciembre de 2011

The Glenlivet 12 años

The Glenlivet 12 años Single Malt

Región: Highlands, Speyside, Escocia

Graduación: 40%


Generalmente se asocia a Glenlivet con el “verdadero” comienzo del single malt de calidad en Escocia. El nombre de George Smith, y el año de 1824 marcan un hito en la historia del whisky escocés.
De hecho, durante muchos años, estamos hablando del siglo XIX básicamente, The Glenlivet lideraba el mundo del whisky, marcando los estándares a seguir en términos de calidad e innovación.
Hoy en día, The Glenlivet ha logrado seguir con la tradición nacida con George Smith: la fuente de agua, el uso de las barricas de roble y los destiladores de cobre siguen en nada han cambiado desde los tiempos de Smith.
El gigante Chivas hoy en día posee a Glenlivet, siendo esta malta la responsable de ventas anuales que superan los 6 millones de litros; The Glenlivet es uno  single malt más vendido en Estados Unidos.
Este whisky por cierto cumple todos y cada uno de los requisitos para ser considerado un excelente Speysider, y de hecho, muchas veces se lo considera junto con Glenffidich como exponentes universales de los whiskies de Speyside.
The Glenlivet (y ahora hablaremos en concreto del whisky de 12 años) es una espirituosa que atrapa primordialmente olfativamente: surgen marcadas notas a peras, manzanas rojas, flores, vainilla. Todo conjugado en un dulzor muy atrayente.
En boca se vuelve a apreciar el indicio a peras junto con un toque a madera y notas ya más definidas a frutos rojos (yo en lo personal lo asocio a frambuesas) y a miel.
Debo decir que al paladar es muy suave y agradable pero confieso que el final si bien es interesante no es demasiado largo, es decir, no perdura en boca por mucho tiempo. Tal vez sea esta un característica inherente a muchos Speysiders, esto ya sería motivo de discusión.
The Glenlivet ofrece un rango de whiskies que incluye: The Glenlivet 15 años, The Glenlivet Nádurra Cask Strength de 16 años y una edición de 21 años.
Por lo pronto, podríamos concluir que consumir The Glenlivet 12 años es consumir un whisky que no defrauda, y en el rango de precios en que esta malta se ubica, yo diría que cumple sobradamente su cometido.





jueves, 8 de diciembre de 2011


Strathisla 12 años Highland Single Malt

Región: Highlands, Keith, Escocia

Graduación: 43°

Lo primero que viene a la mente cuando uno piensa en Strathisla es Chivas Regal. Como todo el mundo sabe, el gigante Chivas Regal, , elabora y emplea el excelente whisky Strathisla single malt como malta madre de los blends Chivas Regal 12 años y Chivas Regal 18 años (Se destinan alredededor de 2,5 millones de litros anuales al blend)
Es irónico que el Chivas Regal 18 años, que si bien es de una calidad extraordinaria, cueste prácticamente lo mismo que su malta madre, o sea el Strathisla… misterios del poder del marketing sobre el sentido común.
Pero volviendo a nuestro Strathisla, podemos decir que la destilería con base en Keith, en los bancos del río Isla, es la destilería sino más antigua, al menos la que más años lleva operando en forma ininterrumpida (1786).
Nuestro whisky en cuestión es sin duda un excelente Speysider y cuenta con una verdadera legión de fervorosos seguidores.
En cuanto a las características propias de este single malt, podemos decir que, en nariz, presenta notas cítricas, florales (escuche a alguien por ahí decir que hay un aroma a fresias muy definido), aromas dulces a caramelo. Cabe mencionar un muy ligero dejo ahumado, más que sutil por cierto.
Al paladar realmente sorprende por su suavidad y su carácter ligeramente aceitoso. Hay importantes dejos a frutas secas, membrillo, toques muy interesantes a miel o a melaza. Tal vez este sea un “pequeño punto en contra” pues para algunos este “dulzor maltoso” está ligeramente sobre acentuado. Esto es cuestión de opinión y gusto: justamente esta particularidad es una característica de muchos whiskies de la región.

En definitiva, es un whisky sofisticado, complejo, elegante y a la vez suave al paladar. Yo diría que es un noble exponente de la producción de las Highlands. No se trata de recomendar  este whisky: ¡exijo que se lo consuma!




martes, 6 de diciembre de 2011

Johnnie Walker Etiqueta Verde... una verdadera obra de arte

Johnnie Walker Green Label (15 años)

Blended Malt

Graduación: 43%

Si existe un whisky que es sinónimo de ventas a escala mundial, sin duda Johnnie Walker es el nombre a escoger.
El predominio de JW se basa primordialmente en dos de sus productos, JW Red Label (Blend) y JW Black Label (Blend de 12 años). Este último concretamente es de excepcional calidad y pronto será motivo de algunas líneas en este espacio. En la línea de productos de Johnnie Walker también encontramos dos exponentes premium: JW Gold Label y JW Blue Label, siendo este último el más costoso de los whiskies de la casa. 
Coincido con innumerables opiniones de amantes del whisky en el sentido de afirmar que, sin bien el JW Gold Label es muy bueno, no está a la altura del querido y apreciado Green Label. En cuanto a la piedra preciosa de Johnnie Walker, el Blue Label, creo que el mismo es un claro ejemplo del poder del marketing: si bien es un excelente whisky, y de una calidad contundente, no merita el precio a pagar, lo veo como un whisky "sobre valuado".

Dicho todo esto, hoy apuntaremos a nuestro objetivo y nos centraremos en un producto de alta gama, yo diría que es una genialidad por parte de la empresa: Johnnie Walker Green Label.

Con JW Green Label estamos en presencia de un Blend pero no en el sentido tradicional de la definición, es decir mezcla de whiskies de grano y malta, sino que tenemos un Blend de maltas.
Obviamente esto hace de JW Green Label algo más que interesante.
Pero lo que en realidad enaltece a este whisky es que el blend de maltas consiste en maltas que son baluartes de la tradición escocesa, maltas cuyo peso en el mundo del whisky las hacen piedras basales de toda una industria. En el JW Green Label se conjugan en forma magistral los siguientes single malts: TALISKER, LINKWOOD, CRAGGANMORE y CAOL ILA.

Es por ello que beber JW Green Label es una experiencia tan agradable.
El arte del blending arroja un resultado impresionante: tenemos los aportes de Talisker, con dejos a madera, humo, pimienta y aromas frutales bien definidos; Linkwood aporta su típico carácter Speyside; Cragganmore y Caol Ila en conjunto terminan de cerrar a este whisky con notas florales, frutales y un toque de Islay.

Cuando uno brinda una opinión debe hacerlo con un poco de cautela, pero cuando se trata de recomendar este whisky yo afirmo que hay que comprarlo con los ojos cerrados, Johnnie Walker etiqueta verde es garantía de satisfacción


Scapa 16 años Single Malt

Scapa 16 años Orkney Single Malt

Región: Islas Orcadas, extremo norte de Escocia

Graduación: 40%



Uno de los “single malts” más especiales, y en mi opinión, más “misteriosos” es sin duda el whisky Scapa Single Malt.
Esta espirituosa es destilada en las remotas islas que conforman el archipielago de las Orcadas (Orkney Islands). El carácter nórdico y el legado vikingo asociado a este whisky es sin duda un reflejo del hecho de que las Orkney Islands comprenden geográficamente la región más cercana a Escandinavia.
 Una nota histórica: Las Orcadas fueron ocupadas por los vikingos en el siglo VIII y en la práctica sirvieron como una suerte de base de operaciones para posteriores raids a lo ancho y largo de las Hébridas.
La destilería, que comenzó a operar en 1885, sufrió en 2004 un exhaustivo proceso de restauración e innovación promete proveer al mercado con su exclusivo producto por los próximos años.
Por supuesto que, no podría hablarse de excelencia en la producción de whiskies si no se contara con una entorno de privilegio. Y esto es lo que hace de Scapa una malta única. De hecho las Orcadas se caracterizan por tener innumerables fuentes de agua mineral (burns) , y Scapa hace uso de la fuente “Lingro” cuya pureza asegura un destilado de calidad.
La naturaleza impacta en la elaboración del whisky: el aroma a brezo, dejos primero firmes a frutas secas y luego bien sutiles a naranja.
Al paladar resulta complejo, suave, y con una fuerte presencia de miel y sabores frutales.

Señores, estamos en presencia de un whisky relativamente disponible que bien vale la pena comprar aunque no sea de los más baratos, al menos en estas latitudes.

Bunnahabhain 12 años Single Malt

Bunnahabhain  single malt 12 años
Región: Islay
Graduación: 46.30 alc

 
Siguiendo con este pequeño recorrido por Islay, nos topamos esta vez con uno de los “benchmarks” del mundo del whisky: la destilería Bunnahabhain. 

Fundada en 1881, la destilería ha cambiado de manos pero se ha mantenido fiel a su estilo. Bunnahabhain es sin duda uno de los últimos bastiones de calidad en el competitivo mundo del whisky.
Este exponente de la industria del whisky se caracteriza, a diferencia de sus vecinos de Islay, por no presentar un torrente ahumado sino más bien un suave dejo aromático que nos recuerda que la cebada malteada empleada por Bunnahabhain no es expuesta al humo penetrante y tan típico de los whiskies de Islay.

Por cierto que en nariz encontramos notas frutales, nuez y por supuesto indicios marinos. La naturaleza del proceso de almacenamiento de las barricas otorga precisamente aromas sutiles pero perfectamente distinguibles a algas secándose al sol, salitre y madera. Dado el dulzor final en boca balanceado con estas notas secas, podemos afirmar por experiencia que Bunnahabhain no necesita apelar a la turba para mostrar su firme carácter.

En mi opinión, es un whisky estupendo, y si bien puede no ser la elección correcta para alguien determinado a conocer o iniciarse en los whiskies típicos de Islay, o sea, penetrantemente ahumados y fuertes, no deja de ser un whisky más que aceptable.


lunes, 5 de diciembre de 2011

Aberlour 10 años

Aberlour 10 años Highland Single Malt
Región: Speyside – Highlands
Graduación: 40°




Speyside es la región escocesa en las tierras altas que concentra la mayor cantidad de destilerías. Se puede hablar de un conglomerado de destilerías distribuídas no muy uniformemente a lo largo de la ribera del rio Spey.

La villa de Aberlour, lugar donde se produce el whisky en cuestión, aporta a nuestra espirituosa un aura muy especial: en tiempos remotos el lugar fue asiento de una comunidad druida. Así, el encanto celta permanece embuído en el whisky cuya fuente de agua nace en el mismo terreno granítico donde antiguos hechiceros conjuraban en torno a rituales ancestrales. Aberlour hace uso de la pureza del agua que brota de la fuente de Saint Drostan.

La destilería fue construida por un comerciante emprendedor y visionario llamado James Fleming y las primeras gotas de destilado empezaron a fluir del pot still en 1879.

El whisky en sí refleja sutitles aromas frutales, donde se destaca el incipiente toque de manzanas y peras y notas más definidas de vainilla, incinuaciones de menta, caramelo y nuez.

Es un whisky realmente suave y delicado, que enseguida nos hace olvidar la dureza del whisky de grano presente en los tradicionales blends.

Incluso se puede afirmar que en boca tiene notas dulces reminiscentes a la nuez moscada y pimienta.
Por supuesto que la subjetividad sensorial siempre está presente, pero beber una espirituosa implica también compartirla y así corroborar las impresiones gustativas de cada aficionado.

Aberlour 10 años es un whisky accesible y alcanzable (tanto en disponibilidad como en precio), por eso estas lineas van dirigidas a este producto.

Preciosas gemas tales como el Aberlour A’ Bunadh
Cask-strength estilo siglo XIX madurados en roble español de jerez, o incluso el Aberlour 12 años son whiskies que poseen brillo propio, y cuya descripción dejaremos para más adelante.


Talisker 10 años
Región: Isla de Skye, Escocia
Graduación: 45,8°
Color: Dorado brillante


Al norte de Escocia, en la costa occidental yace la isla de Skye. Hoy en día es un lugar tanto inóspito como bello. Pero en 1830 cuando el apellido MacAskill se asoció para siempre con el proyecto de construir una destilería en Carbost, el lugar resultaba no sólo inóspito sino muy poco prometedor.
La perseverancia de los MacAskill dio sus frutos: nacía así uno de los whiskies más emblemáticos de escocia, Talisker.
La destilería elabora su fino producto en un enclave situado a lado de Loch Harport, en el escarpado cordón montañoso de Cuillin.
Por supuesto que como sus “primos” insulares de Islay, el whisky Talisker presenta en su ADN los rasgos insulares tales como dejos salados, especiados y marinos.
El “humo” está ahí, se siente y logra una moderada penetración. Hay una evidencia de olores, no ya dejos, fenólicos que realzan la naturaleza de esta espirituosa.
Estamos en presencia de un whisky sofisticado: la impronta turbosa da lugar cómodamente a un dulzor fragante, con notas de frutos secos, en especial almendras, y un toque a pimienta.
Al beberlo, hay una agardable experiencia cítrica que luego deriva en un sabor acaramelado.
Su sólido cuerpo permite la adición de unas gotas de agua, con lo cual se logra abrir la malta y dar paso a la verdadera naturaleza marina de este whisky.
En suma: dejando de lado expresiones sublimes de la destilería, o sea whiskies como el Talisker 18 o su hermano mayor, Talisker 25 e incluso la edición aniversario, podemos decir sin la menor duda que el Talisker 10 años es una joya para los aficionados a esta espirituosa, y, en mi opinión, un verdadero objeto de adoración.




Caol Ila 12 years Islay Whisky


HOY DEGUSTAMOS…. CAOL ILA 12 YEARS.
NOMBRE: CAOL ILA
REGION: ISLAY
ALC: 43%
De tono pálido, con un ligero tinte a paja y algas marinas, su color de por sí ya nos remite a una época en la cual el destilado no era objeto de ningún tipo de aditamento, como por ejemplo el colorante empleado en la industria del whisky conocido como E150A.
Caol Ila, es en realidad una destilería escocesa que se encuentra en la isla de Islay, con una magnífica vista al estrecho que separa la isla de Islay con la de Jura. De hecho, en gaélico, Caol Ila significa precisamente “estrecho de Islay”.
El hecho de que Caol Ila sea una destilería de Islay implica que las notas ahumadas a turba sean realmente destacables aunque obviamente no al nivel de verdaderos monstruos  como Ardbeg o Laphroaig. Pero, es el carácter marino de este whisky, sumado a su potente “humo” lo que lo hace simplemente un whisky de excelencia. Y cuando hablamos de carácter marino en efecto hacemos referencia al hecho de que las barricas literalmente “respiran” el aire marino. Dada la ubicación de la destilaría, no es de extrañar que el contacto con algas marinas que se depositan al pie de la destilería, la penetrante salitre emanada del mar, el viento insular que transporta los aromas del terruño, y el contacto con ese tesoro sedimentoso que no es sino el fruto de la descomposición de materia orgánica, es decir, la turba, haga de el producto final de la destilación algo único.
He leído por ahí que alguien dijo: “beber Caol Ila es como estar en una playa de las Hébridas, al pie de un  fogón y con la llovizna y la espuma de mar golpeando en la cara”.
Al  paladar uno tiene la impresión de que todo ese aroma marino escondido detrás de la cortina inicial turbosa se desarrolla en torno a notas cítricas, frutales y en mi opinión a hierba mojada. Hay un dejo a azufre o algo parecido  que le impone un carácter distintivo.
No es de extrañar que la industria del whisky haga cada vez más uso de la producción de Caol Ila para los whiskys blend. Se busca acentuar las notas marinas y ahumadas.
Conclusión: Caol Ila 12 years es una espirituosa que no puede faltar en nuestra colección de whiskys.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Nuestro punto de partida: ¿Cómo se elabora el whisky?

  • Elaboración del Whisky

    Todos los tipos de whisky se elaboran a partir de unos elementos esenciales, en los que los entendidos hacen recaer las futuras bondades del aguardiente: agua; cereal, turba e incluso aire.

    El agua es, según los escoceses amantes de su whisky uno de los ingredientes imprescindibles en la destilación de todo buen «Scocht», y responsable de su calidad. Agua escocesa para un auténtico whisky escocés. Agua que mana en condiciones peculiares, a través de duras tierras de granito, pura como agua caída de los cielos, que adquiere su virginidad tras una penosa travesía a través de capas de turba. Agua de los torrentes de las  Highlands, ¡he aquí la primera condición para un auténtico whisky escocés!
No menos importante que el agua, e intrínsecamente unido a esta, está el paisaje, el entorno, el background o como se lo llama hoy, moda mediante, el “terroir”. Seamos honestos: lugares cargados de en encanto místico como Skye, Jura, Islay, Arran, Campbelltown, las islas Orkney, etc, no sólo son propicios para la destilación de nuestra querida espirituosa sino que son esencial y fundamentalmente necesarios para la elabaroción del whisky.
Lo sé, lo sé, el whisky hoy en día se elabora en otras latitudes, y el producto no deja de ser de una muy buena calidad… pero el aura celta y vikinga del whisky escocés lo hace simplemente especial. De hecho, cerca de la destilería Ardbeg, en las Hébridas, se encuentra uno de los más destacados símbolos de la presencia celta: La Cruz Kidalton que data del siglo VIII.  Un lugar de ensueño que nos recuerda aquellos oscuros dias cuando las hordas vikingas asolaban las Hebridas, arrastrando con ellos su  perdurable huella.
En segundo lugar la cebada, el viejo cereal, modesto en su grandeza, que ya dio origen en los remotos tiempos de sumerios a las primeras bebidas alcohólicas, y del que los egipcios obtenían otra bebida universal la cerveza. Cereal resistente donde los haya, su cultivo se aclimata fácilmente a todo tipo de terreno, por muy pobre que sea, pidiendo poca atención y menos cuidados. No es de extrañar que el rudo clima escocés, con su eterno cielo plomizo, su persistente viento y su “rugged landscape” hayan acogido los cultivos de cebada. Ni que decir tiene que cada país elaborador de whisky achacará a su propia cebada las mejores características y cualidades para obtener un excelente producto. Lo cierto es que hoy en día pocos son los que no tienen que recurrir al comercio internacional para proveerse de este cereal. Y sobre todo los escoceses, primeros productores mundiales de whisky, cuya producción nacional de cebada hace años que es insuficiente. Y eso no impide que su whisky siga siendo excepcional.

Más importante que el lugar de origen de la cebada es el proceso de malteado, que precede a su destilación.

Este consiste esencialmente en la meticulosa eliminación de materias extrañas; el remojado ¡en agua escocesa, naturalmente! de la cebada durante dos o tres días hasta que queda bien empapada del elemento vivificador a continuación, se extiende en el suelo de las factorías, donde el calor y la humedad la harán germinar rápidamente. Gracias a este fenómeno natural, el almidón de la cebada se hace soluble, preparándose para su conversión en azúcar. Es la parte más delicada del procesó de malteado, ya que la temperatura puede subir peligrosamente, echando a perder la cebada. Hay que cuidarla atentamente, volteándola a intervalos regulares, En su momento, se interrumpe la germinación, tostando la cebada, aún verde, en un horno, donde es desecada.

¿Y la turba? O como se la denomina en inglés “peat” Este combustible vegetal, que ya sirvió de excelente filtro para el agua, aporta al whisky escocés sus peculiares aromas al ser utilizado para calentar los secaderos de cebada y en su malteado. Los vapores que la turba genera en el proceso de combustión, filtrados por la piedra porosa de los hornos de malteado, impregna con su sabor acre y ahumado los granos de cereal. Aromas que, sutilmente, permanecerán tras la destilación, y que se unirán a los aromas propios de la cebada, los que aporta el roble de las barricas de envejecimiento, etc., hasta conformar la simpar sinfonía del whisky.

Tras el secado de la «malta verde», se procede al «remojo», operación consistente en triturar la malta en un molino hasta convertirla en un polvo fino llamado «grist»; éste se mezcla con agua en un gran recipiente circular denominado «mash tun» o caldera de remojo. Así se obtiene el mosto azucarado de malta, conocido como «wort». A partir de él, y tras la eliminación de los sólidos, que se utilizan como pienso para ganado, se procede a la fermentación añadiendo levaduras escogidas. Gracias a la fermentación, que viene a durar unas cuarenta y ocho horas, el azúcar de la malta se transforma en alcohol crudo, de baja graduación (5º). El líquido así obtenido se denomina «wosh» o «colada» y en él, además del alcohol, se encuentran subproductos de fermentación, anhídrido carbónico y determinados azucares.

Ha llegado el momento de la destilación, que es tanto como decir el «momento de la verdad». Para la obtención de whisky se siguen distintos procedimientos de destilación y diferentes tipos de alambiques. El whisky escocés, cuyo proceso de elaboración es el que venimos describiendo, se destila dos veces en grandes alambiques discontinuos de cobre, conocidos como «Pot-Stills». En la primera destilación se obtiene un líquido denominado «low wine»,  y en ella se separa el alcohol del líquido fermentado, eliminando los residuos de la levadura y la materia infermentable. Una vez conseguido esto, se vuelve a destilar, desechando, como en todo buen destilado, las «cabezas» y «colas», y recogiendo tan sólo el núcleo central del destilado, que es un whisky de unos 58º.

Luego se rebajará con agua pura hasta 55º. Y con ello ya tenemos al whisky, aún joven, pero ya con todas sus potencialidades listas para desarrollarse en el envejecimiento. Han hecho falta 35 kilos de cebada para conseguir 12 litros de aguardiente. Es la hora de proceder a su envejecimiento. Pero antes de pasar a describirlo conviene tener en cuenta otro procedimiento de destilación el que utiliza alambique continuo o «Coffey Still», y con el que se elabora el denominado «whisky de cereales».

Este whisky resulta esencial para obtener luego los whisky de mezcla o «blend», que constituyen la mayoría (85%) del whisky escocés que hoy se consume en el mundo. Su elaboración arroja las siguientes diferencias con el whisky de malta, que es del que hemos venido hablando hasta ahora: el remojo se efectúa sobre un a mezcla (blended) de cebada malteada y cereales sin maltear, fundamentalmente maíz, previamente cocidos en vapor durante tres horas y media. Como consecuencia de ello, el mosto posee un peso específico inferior, y la destilación, que como ya se ha indicado se realiza en alambique continuo, da como resultado un mayor grado.

Obtenido el whisky por uno u otro procedimiento de destilación, debe ser envejecido en toneles de roble – a ser posible donde se haya criado jerez- a fin de eliminar asperezas y conseguir un aguardiente suave, aromatico, con ese bello color- ambarino característico, y que es producto del lento proceso de oxidación y cesión de taninos que la madera de roble realiza. El whisky de malta tarda más en envejecer que el de cereales, pudiendo alcanzar su madurez a los quince años de permanencia en el tonel, mientras que el whisky de grano ó «blended» está plenamente envejecido a los seis años, o incluso menos. Una buena razón además del precio de los cereales que entran en el proceso, para que sea notablemente más barato. En cualquier caso, todo whisky que se precie deberá permanecer al menos tres años en su barrica de roble, aunque la mayoría de las marcos elevan esta cifra a los cuatro o cinco años. Cuando alcanza la respetable edad de ocho años de envejecimiento se debe señalar en la botella, lo mismo que los doce años, edad perfecta para un whisky de calidad.

Hasta ahora hemos hablado de whiskys individuales, tanto de grano como de malta; es decir, los que elabora cada destilería. Una parte, generalmente pequeña, se vende para el consumo directo, pero el resto es comprado por las principales casas comerciales para realizar su peculiar «mezcla» o «vatting». En este delicado arte de mezclar whiskys individuales -a veces hasta 50- radica el particular mérito de las marcas más famosas, que consiguen así obtener un personalísimo buquet, claramente diferenciador y único. Ni que decir tiene que las fórmulas de esas mezclas son el secreto mejor guardado de cada marca. Y es generalmente el resultado de una sabía y estudiada combinación de whisky de malta y whisky de cereal, de manera que sus aromas y sabores se complementen y den origen a algo absolutamente nuevo. Esta labor trascendente corre a cargo del «maestro mezclador» que es quien decide cuándo los distintos whiskys están listos para ser mezclados. Entonces, se retiran de sus barricas de envejecimiento, pasando a la sala de mezclado, de donde, una vez estable«maridaje», son devueltos ya en sagrada unión a toneles de roble, donde reposarán unos meses a fin de que el matrimonio se consolide. Luego, el resultante será embotellado. Claro que aquí surge una duda: ¿Si los whiskys individuales que intervienen una mezcla son de distintas edades, a qué se refiere ese año -ocho, por ejemplo- que figura en la botella? ¿A la media de edad de todos sus componentes? ¿Al whisky individual de mayor edad? Precisamente lo contrario: la ley obliga a que el año indicativo de la botella se refiera siempre al componente más joven, con lo que podemos estar seguros que la mezcla resultante tendrá que siempre una media de edad superior.

El que el whisky «blended» sea hoy, con mucho, el mas consumido no refleja sino el carácter emblemático de esta bebida para las clases medias, hoy dominantes en los países desarrollados. En efecto, el whisky de malta, caro y escaso siempre ha sido una bebida aristocrática, sólo al alcance de los potentados económicos y los sibaritas. Por el contrario, el whisky de grano o cereales, tosco, áspero, fuerte y barato, era la bebida de las clases populares, que no dudaban en enfrentar su bebida con la suavidad de las maltas sofisticadas.